SIEMPRE SALE CARA

SIEMPRE SALE CARA
Confía en tí. siempre sale cara.

domingo, 9 de diciembre de 2012

talcual.


De entrada hay algo que te gusta, no tiene porque ser físico, a mí me suele pasar más bien con la personalidad. Me gusta el juego y que jueguen conmigo (que me vacilen no), me gusta ese tonteo intelectual, que tengan la lengua y el cerebro muy sueltos,
que me hagan reír y que aumenten mi curiosidad.
Evidentemente también me tienen que atraer físicamente, quizá por su pelo rubio, su mirada, sus manos o ese cuerpo que se intuye divino bajo la camisa...y claro, aquí vienen los problemas con las expectativas.
Aunque no queramos las mujeres somos muy de montarnos películas, y al final, lo que nosotras creíamos que era un tonteo intelectual no eran más que dos cervezas a tiempo, que lo que te hacía reír te acaba pareciendo un payaso, que no era rubio sino castaño claro, que esa mirada penetrante la medicina lo denomina miopía, que esas manos increíbles nacieron para tocarse los huevos y que, bajo esa camisa solo había un abdominal pero hacia afuera.

Y es que.. ¿queremos que nos guste alguien a toda costa?

Si después de darte cuenta de todas esas cosas te sigue gustando, ese es tu chico...y yo hasta ahí llego, pero de ahí no avanzo y acabo perdiendo la ilusión y desinflándome como un globo. Quizá influye el hecho de que los hombres quieren calentar muchas sartenes a la vez,
y yo soy mujer de un solo fuego.

También me pasa lo contrario claro está, cuando yo me ilusiono pero no se ilusionan conmigo, y acabo dándome una y otra vez contra un muro infranqueable, porque las mujeres tendremos coraza, pero los hombres construyen muros de titanio. Y como te gusta mucho pues lo sigues intentando, y él encantado claro, detrás de su muro hay una chica que le dedica atenciones, mensajes...que estará ahí siempre...y él no se siente vulnerable. Con mucha suerte construirá una puerta en el muro que abrirá de vez en cuando para que pases, pero como un bis a bis, después vuelve a tu lado del muro princesa y vuelta a darte de cabezazos, para que no se diga que no lo intentaste.
¿Y cuál es el problema ahora?
Pues que cuando has conseguido hacer tu propio agujero en el puñetero muro, estás ya demasiado cansada para intentar nada más (y él tan fresco), y la ilusión vuelve a desaparecer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario