SIEMPRE SALE CARA

SIEMPRE SALE CARA
Confía en tí. siempre sale cara.

martes, 25 de septiembre de 2012

Todo lo que escuece cura.



Hay quien se lamenta del dolor que le causan las cicatrices de su alma. Las cicatrices no duelen. Se limitan a recordarnos el lugar donde una vez nos rasgó una herida, pero si se trata de una cicatriz, es que ya esta curado. ¿Miento acaso?.

Doler es otra cosa. Doler es mirarse a los ojos en el espejo y no verse a través del velo de lágrimas que ciegan las pupilas. Es escuchar una canción que antaño te acariciaba con su melodía, y que hoy te ataca impasible, insensible a todo momento en que fue protagonista de tus suspiros. Doler es ver a quien motivaba tu sonrisa regalándole la suya a alguien que no eres tú. Es la vida y su cruel (sin)sentido del humor, ese que se burla de ti cuando encuentras en un bolsillo relegado en el olvido de tu memoria la factura en papel gastado de aquella comida que cambió el epicentro de tu vida.
 Doler es otra cosa. Doler es pensarte impasible, y descubrirte tratando de controlar tu desbocada respiración en un encontronazo inesperado. Es creerte insensible a la recaída, y reconocerte entre sus brazos, conteniendo las lágrimas bajo sus embestidas. Doler es sangrar de pensamiento, en forma de tinta.

El dolor son las secuelas.  Como cuando vas abducido en tu propio bucle mental por la calle, intuyendo, pero jamás siendo consciente de quien pasa a tu alrededor. Y de repente, ese olor familiar. Como Icaro hacia el sol ,muerde la tentacion de acercarte cada vez mas. Así penetra en ti ese aroma , que aseguras real. Su perfume, el que impregnaba tu piel, mezclado tal vez con su sudor tras estar sobre ti. Y te paras. Y te giras. Y buscas. Pero no existe mayor decepción que la de quien no encuentra aquello que espera hallar.
O ese recalcitrante aviso de la memoria interna de tu móvil, la cual absurdamente todos creemos tan infinita como nuestra constante necesidad de escribir absurdeces a destinatarios indiferentes. Te propones vaciar tu buzón de entrada, y la curiosidad, esa que tras matar a no se qué gato te elige a ti como víctima, te insta a leer. A leerle. Otra vez. Eso es dolor. Porque lo único tan eterno como las palabras, son los recuerdos.
Y hay más. Cuando te sientes a salvo de tus propias debilidades en la falsa seguridad que proporciona demasiado alcohol en las venas, y buscas una boca ajena que te de el aire que sabes que te falta. Y todos, sin nombre, tienen algo que él también. Y el oxígeno deja de ser suficiente. Cierras los ojos mientras te enredas en la lengua de Dios sabe quién. Pero su saliva no te quema la piel como la de él. Sus labios apenas se acercan a transmitirte cuanto los suyos lograban. Y sus manos buscan saciar un hambre voraz sin punto de partida en el corazón. Te dejas desnudar la piel, pero no el alma.

Secuelas. Eso son heridas. De las que no cejan de sangrar. De las que duelen tanto como para querer morir, pero no lo suficiente como para que ocurra.
 Propiedad de IM_pasible. Con su permiso y admiración.

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