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Volvería una y mi veces al día que le conocí por casualidad.
Lo recuerdo como si me lo hubieran marcado a fuego en el corazón.
Yo llevando mi recién estrenado titulo de copilota de la mejor manera que sabia y el , primo hermano de Fernando Alonso, sentado detrás del volante, con media sonrisa despreocupada , sudadera roja y pantalones de chándal negros. Estaba precioso.
Como si nos conociéramos de toda la vida.
El mago, yo su truco y nuestra magia.
Ambos con una comodidad sorprendente, como si nos hubiéramos reencontrado sin habernos conocido aun. Dirigiéndonos a ninguna parte, para no contarnos nada .
Paseo turístico por la zona menos bonita y parada en la calita mas preciosa que había en la cuidad.
Nada estaba pensado, todo sobre la marcha. Sobre sus marchas. Sobre algo que marchaba bien.
Desde ese día ya sabia que teníamos algo grande entre las manos. Y cierto es que no me equivocaba.
No era muy legal lo que hacíamos, pero la parte de realidad que tenia toda aquella historia también era minúscula. Esa magia y esas ganas no podían ser reales.
Al contrario que su sonrisa, grandiosa , perfecta y preciosa
Aquel día decidió ponérsela desde que me subí en el coche y aun no se a ha quitado.
Y que no se la quite , que le queda estupenda joder. Que le combina de puta madre con los hoyitos que le salen al sonreír cuando no sabe que decir.

Recuerdo unos nervios que no sabía de donde venían, un corazón acelerado, una respiración demasiado cerca y su olor. Da igual de donde venga, si se ha echado colonia o no. El huele bien. Pero no bien de colonia si no bien , de que con solo rozarle te mueres de ganas por morderle. Que si lo subastaran y te dejaran olerle antes alzarías la paleta con todo el dinero que llevases en el bolsillo seguro.