SIEMPRE SALE CARA

SIEMPRE SALE CARA
Confía en tí. siempre sale cara.

domingo, 17 de marzo de 2013

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Esas heridas, de sus uñas sobre mi cuerpo, sus colmillos en mi cuello, arduos combatientes en tantas batallas que desencadenamos sobre las sábanas, la piel como escudo que clamaba ser vencido, de tanto como parecíamos querer despojar al otro de la misma, tal era la intensidad con la que pretendíamos fundirnos. Las heridas, esas, las de las muñecas, evidencia salvaje de haber sido presa de sus carceleras manos, mientras su lengua adquiría el rango de verdugo entre mis piernas, sentenciando mis gritos la condena. Las heridas. Aquellas. Las que dejaba la pared en mi espalda al convertirse en la opción que rechazaba cuando la elección estaba entre ella y su cuerpo caliente. 
Esas heridas que, conforme cicatrizaban del cuerpo, se hacían ponzoñosas e incurables en la memoria, tinta indeleble que escribe sobre el alma.

Aprendí, al tiempo que exhalaba esa última bocanada desesperada de vida que supuso último estertor de muerte, que ni el frío que regenta la ineludible muerte es capaz de apagar las llamas de los sentimientos que hacen prender los recuerdos.

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