sábado, 20 de octubre de 2012

Delicadamente, casi con miedo, ella posó sus manos en la soberbia cubierta más liviana de lo que imaginó y sus ojos, igual que los de él, quien permanecía a unos pasos de distancia, se encendieron con un fulgor inusitado,semejante al que padeció la primera vez que le regaló su sonrisa, le dió el ultimo sorbo a su copa aún llena y se fué, necesitaba perder el control y nunca mas volvió a verla.

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